«Renovarse o morir». Esta expresión que, sin duda, habrás oído a numerosas generaciones de tu familia e incluso habrás leído en muchos artículos cobra en la actualidad digital más importancia que nunca, especialmente cuando nos referimos al mundo empresarial.
No hay nada como la promoción de una determinada marca en entornos en los que, como consumidor, no lo esperas y en los que, de hecho, apenas eres consciente de ello. Es más, vivimos rodeados de publicidad que, en la mayoría de las ocasiones, no percibimos de manera directa a pesar de que nuestro subconsciente sí se está percatando e incluso está asimilando la información. ¿O acaso nunca te has fijado en la sudadera de una determinada marca que lleva el protagonista de tu serie favorita?
Los seres humanos somos también seres sociales por naturaleza. Desarrollamos toda una serie de habilidades y aptitudes para entablar relaciones y conectarnos los unos con los otros, para intercambiar información, objetos, afectos, etc. Y no deja de ser curioso que, con la llegada de las redes sociales, de alguna manera nos hayamos vuelto más antisociales, o quizá sería mejor decir que ahora socializamos a través de una pantalla.
En el mundo actual de la tecnología de la información, los datos son uno de los recursos más valiosos para las empresas y aquellos que no aprendan a manejarlos se quedarán atrás. Por ello, en la actualidad se ha establecido como prioritario para las compañías su manejo y su correcto almacenamiento. Y es que la cantidad de datos generados y recopilados puede resultar abrumadora, especialmente cuando se trata de extraer información significativa para la toma de decisiones empresariales.