Vivimos en un mundo de datos. Todo los produce: coches, electrodomésticos, fábricas o herramientas. Incluso los propios seres humanos del siglo XXI producimos miles de datos cada día a través de nuestros teléfonos móviles, relojes digitales, pulseras inteligentes y redes sociales. Años atrás, aunque esos datos estuvieran ahí, en el ambiente, aunque los generáramos igual gracias a nuestras acciones, a nuestro comportamiento, la tecnología no permitía almacenarlos ni la capacidad computacional facilitaba su análisis.
Con el paso de los años el desarrollo de software ha ido evolucionando. Cada vez es más común que las empresas, a la hora de abordar el desarrollo de nuevos productos o servicios, opten por aplicar la llamada metodología agile. Los proyectos “llave en mano” (soluciones cerradas que se desarrollaban siguiendo metodologías tipo “waterfall”) han ido dando paso a proyectos que se van construyendo poco a poco, que son pensados no tanto como productos finales sino como conjuntos de funcionalidades.
Durante esta última década, hemos visto nacer grandes empresas con modelos de negocio digitales muy diferentes: Google, Amazon, Facebook, Cabify, Spotify, Privalia, Airbnb, Wallapop etc. Sólo he tenido que fijarme en las apps que tengo instaladas en mi móvil.
El modelo de los pagos en eCommerce ha evolucionado de manera exponencial. Ya no se trata solo del negocio con su tienda online: en el sector del B2B, el ecommerce ha llegado para mejorar la eficiencia e incrementar las ventas, así como otro tipo de pagos como los C2C o C2ER, que están abriéndose un importante nicho de mercado. Te los explico uno a uno: